Problemas aristótelicos.

Una de las sandeces más absurdas de mi vida es nunca habérseme enseñado a socializar o nunca haber aprendido. O soy una estúpida o una tajante-punzo-cortante en las conversaciones. Mantener una especie de relación social conmigo de manera aceptable se consigue únicamente siguiéndome el rollo. Ya que en casos como esos hay que hacerse la estúpida para que no la tomen a una por estúpida.
El desgastante uso de palabras, la involuntariosa razón de conjugación, el porqué de mi negativa al diálogo abierto,  pero ¿qué hago yo?.
Puedo responder con un sí y un no, porque lo fácil es refugiarse en lo binario. Con un hola aquí, y un hasta luego, nos vemos, cuídate mucho, allá. Tratar en lo posible de abrir una conversación que no involucre más de dos lineas de diálogo para luego sonreír y retirarse, y quedar como la persona más simpáticamente hipócrita del mundo.
La angustia originada de saberme impotentemente tolerante hacia el género humano me desconcierta.
Prolongar una conversación con alguien sobre asuntos baldís luego de diez minutos, producen en mí una inexorable precipitación hacia la huida, que nunca logro concretar por los protocolos sociales o eso de la empatía, que imagino se le pudo ocurrir a alguien  a quien le encantaba sentir eso de la compasión, y por obra de la selección natural fue muy bien recibida y repartida. ¿Pero que clase de persona soy yo para tratar un linea absurda de la evolución? ¿Lamarck?
Me quedo aquí: simplemente no soy buena en las relaciones sociales porque no lo intento, o bien, no lo intento porque no soy buena en las relaciones sociales y/o no me interesan en lo absoluto.
«El ser humano es un ser social por naturaleza, y el insocial por naturaleza y no por azar o es mal humano o más que humano… La sociedad es por naturaleza y anterior al individuo… el que no puede vivir en sociedad, o no necesita nada por su propia suficiencia, no es miembro de la sociedad, sino una bestia o un dios.»
-Aristóteles-
 
Conclusión: Soy una diosa.
El aristotelismo: una moda IN.