Sumario de cosas I

Encontré cosas que escribía hace algunos años y no me atrevía a publicar porque decían mucho más de mí de lo que quería admitir. Ahora se han convertido en ripio anecdótico y puedo suspirar ante el escudriño de mi estado mental, tranquila.

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¿Ya agotamos las metáforas de vida o nos hace falta alguna?

CUANDO DE ESTADOS ALTERADOS DE CONCIENCIA SE TRATA

¿Acaso el mundo se ha convertido en un lugar para follar -eventualmente-?, que no me quejo faltaba más.

1. Pero una se acerca a un espejo y se pregunta cómo es que alguien se atreverá a quererte, y luego alguien aparece y te abraza por la espalda, propinándote unos besotes en el cuello. Luego despiertas y te das cuentas. Te das cuenta de que eso es lo que quieres y lo que todos necesitamos. No, los besotes que eso se sobreentiende, todos queremos unos besotes. Pero los abrazos, cualquiera necesita un abrazo aunque no lo sepa. Post, ex, uber espalda, pero un abrazo. Y que te quieran, sobre todo que te quieran así cerquita y como eres.

2. Hay que tomar consciencia del paquete complejo que se es. Y aquí lo complejo es que el paquete no exactamente de la persona que creemos querer si no de nosotros. Vale, nosotros nos encargamos de filetear el paquete, de empacarlo, de agregar cosas cada que la persona que queremos levanta una pierna o se escudriña la nariz. A eso me refiero…

¿Somos un paquete complejo, Dan?

Lo somos, Hermelinda.

No se quienes serán Dan y Hermelinda, pero ellos lo saben. Y no nos excluye de saberlo. Gracias Dan y Hermelinda, pueden salir.

-¿Sabes que estas un poco muerta por dentro, no?
-Ya lo sé, Hermelinda. Ahora vete.
-¿Te has preguntado como es alguien puede quererte así? -De eso va esto, Dan.
-¿Te das cuenta que hemos destruido la estructura del texto? Nadie lo va a entender y tampoco a querer.
-¿No es así siempre, Hermelinda? Además no me gustaba como iba, no sé lo que decía, no había fundamentación teórica. Parecían axiomas de caño y no. -Los absolutos me dan agruras.
-Deben darlo, Dan. Además, ¿se dan cuenta que no son más que productos de un ejemplo sobre carencias afectivas o no?
-Lo sabemos, por eso dependemos de que alguien nos quiera. ¿Tú lo haces? -No he completado mi paquete, Hermelinda.
-Hay paquetes olvidados en estaciones de correo. Se pudren por dentro. Se deterioran. Es triste.
-Tal vez, todos seamos paquetes olvidados en alguna estación de correos que eventualmente son cambiados de lugar y se encuentran y se dejan y se caen y se rompen. Y… es tristísimo, Dan.
-Todo lo es alguna vez sobre el siempre del nunca.
-No hables así que la gente no entiende de metáforas absolutistas, Hermelinda.
-La gente es un paquete incompleto, por eso nos destinan a la parte trasera de la estación de correos.
-Bueno, si ya Dan. Basta, me deprimen y tengo suficiente conmigo misma. -No creo que exista alguien que tenga suficiente consigo. Por eso intentamos querernos.
-El querer bajo esos términos parece un acto egoísta.
-Tu dijiste que queríamos al paquete de cualidades, defectos y cosas rimbombantes que estructurábamos sobre alguien de quien nunca podemos estar seguros. Al final, queremos la mascara que le hemos colocado para tolerarlo.
-Máscaras, paquetes, qué sé yo. Nunca estoy segura de lo que digo. Ni siquiera sé si queriéndome he estructurado un paquete de cosas para tolerarme. -Nosotros somos lo que no toleras.
-Y se llaman Dan y Hermelinda, claro. Faltaba más.
-Salen-

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Quiero pensar que al final se presente la oportunidad de atribuirle mis culpas a un patrón de crianza y un temperamento, determinados. Podemos, entonces, hablar de la bondad de ajuste y de cómo nuestros padres, la educación primaria y agregados, se cagaron en nosotros. Pero bueh, luego me llaman determinista y que hay un círculo en el infierno para tales casos. El infierno en tales circunstancias no me conduce al temor: sentarse junto a otros, insensibles al complejo de culpabilidad, blasfemando condiciones socio-históricas que les hicieron ser las personas que eran y qué podían hacer pobres personas seres humanos vulnerables: seguir el devenir de las situaciones. Lógica fundamental. Silogismos notables, apabullante manejo de las preposiciones. O sea, superhellou.

Y mientras uno fatalisticamente enciende la tv porque es tiempo de la hora feliz, aparecen estos cortos informativos sobre el acontecer de las cosas y claro está: brasil, y claro está: siria, y claro está: egipto, y claro está: estados unidos, y claro está: chile, y claro está: Bolivia, y claro está: pakistán, y claro está: guatemala y su régimen militar impuesto y la violencia identitaria y su deprivación de la condición humana -condición humana, ah-, y claro está: el pingüino cósmico. Y uno traga, asimila, se atraganta con estos clips informativos de la condición humana, y uno se desasosiega en el sillón pero no, uno no lo nota porque han aprendido a jugar con nuestro desamparo aprendido, han aprendido a tapar nuestra boca, a agrilletarnos los tobillo mientras nos dejaban en un sofá con una manta gastada a esperar la enfermedad del legionario.

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Yo no sé cómo describir esta sensación… es como si tu parte izquierda se detuviera y no detenerse como _alto_ y no moverse. Es como si el tiempo y todo, en general, se detuviera en esa parte. como si necesitara la imperiosa huida del tiempo y del espacio, es como escindirse, es como si esa parte quisiera embotarse, arrancarse a sí misma perpetuamente pero sin fuerzas para hacerlo, sin movimiento que corresponda a la acción para iniciar. Pero la otra parte es peor, la derecha es un movimiento perpetuo de búsqueda de la necesidad de llenar el vació que siente la parte izquierda. Y se da y se rompe y se deshace, mientras la otra parte mira impávida, mira atemorizada, porque sabe, porque comprende y predice que la otra parte -la parte derecha- la llevara a sucumbir de nuevo, a sucumbir como ahora… a sucumbir.

Pero esto también es así: es como penetrar una lanza en la región del ombligo, es ayudar al otro a que penetra la lanza, a que traspase las entrañas y llegue al otro lado. Y el deseo de querer dejarla ahí, que perdure ahí, que duela ahí como seña, como significante de que debimos huir antes, de que hubo un tiempo para la huida, de que tal vez ni siquiera hubiese sido necesario huir sin la vinculación a algo que nos hace querer escapar, no porque amenaza sino porque encierra, no sobre la comprensión de bajo llave y cuatro paredes sino porque nos cierra, porque nos orilla a cerrar puertas, ventanas y huir hacia nosotros y quedarnos adentro y escapar del encierro del otro desde dentro y no desde fuera. Quedarnos en posición fetal en una habitación oscura a llorar como un bebé que siente un miedo enorme al abandono, que siente un dolor inexplicable, que siente un frío gélido que no termina, que no para, que no acaba. Es estar en el centro del espacio sin puntos intermedios.

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Señor presidente creo que debemos hacerle unos remaches a su trajecito de presi.

Oh, expresa. Oh, aclama.

Pero venga.

No.

Vale, ya le preparamos el jueguesito de los ingresos per capita. Venga.

Ayn rand me mira feo.

Ya le dije que no debe leer esos cuentos antes de dormir. John Galton no existe.

Who are John Galton.

Deje de poner voz de manantial y venga.

Vos crees que si salgo desnudo con todas la emociones a flor la gente me quiera.

No hay tanta transparencia para tanto. Ademas véase los gorditos, presi.

Es por la guayaba.

Ya sabemos como termina el cuento del soberano que obsesionado por su apariencia, descuida los asuntos de estado. Le ven el culo y la cara.

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(Grima encontrada aquí por ser primer microcuento) Porque lo marica me alcanza a niveles insospechables. Hoy.

Alegorías estruendosas, festividades sin sentido. A-ni-ver-sa-ri-o-ss-animaversión.

Henry llama, Henry que Hola, pringuita erudicturinaria. Henry bobo, Henri calma. Calma de Henry. No respondo enseguida, emoción contenida. Sabor ineluctable de ver palabras en cámara lenta por los orificios de audición. HOOOLAAAA, PRIIIING. Contesta. Verbo en modo imperativo conjugado en segunda persona y luego es vergonzoso Henry-O, tener que escucharte. Pringao. Qué contás. Henry says: llamarte a las dos de la mañana no es la gran cosa, vos sabes –Sí, sé, Henry pantanoso, pienso con mis capacidades pensantes-. Hoy pasó algo y te cagas –dice Henry con sus capacidades descriptivas-. Hoy o ayer?. Remarcó porque tengo sueño y no sé pensar, me justifico internamente. No importa -dice Henry con sus capacidades evasivas- viste que te dije que nos íbamos a quedar con Carlos en lo de la playa a dormir, pues nos quedamos, chatia. Nos quedamos –recalca como gran hazaña mientras me descubro sonriendo porque recuerdo el gesto de la mano hacia abajo y los dedos juntos mientras lo considerábamos un gesto diplomático cuando el estaba acá y no allá y nos reíamos limítrofes, porque no podíamos reírnos de otra forma diplomática- bueno pues resulta que mientras dormíamos un hombre se acerca y nos quita nuestras chivas, magui –y deja el espacio y tiempo de expectación para que yo haga alguna injerencia de preocupación y/o sorpresa y/o angustia y/o gruñido de manifestar lo mucho que me molesta el apodo porque me recuerda cuando traía a su hermanita a la casa y teníamos que deletrearle letra por letra las palabras de mi nombre llo- ma, magui, que no Henrriette (mientras yo lamentaba su nombre en secreto y que estaba bien que me llamara magui que no importaba mientras ella siguiera llamándose así) y luego de tanta l y de tanta O y de tanta magui caíamos sobre el sofá rendidos ante el deletreo de mi nombre y la obstinación de Henrriette de seis años sin ningún problema del lenguaje. Pero el caso es que no hago ninguna injerencia y ningún gruñido porque está bien que me diga magui, está bien que me lo diga desde allá cuando no está acá -Henry, boludo pibe ché, te lo dije –digo, más siguiendo el juego de su silencio que por preocupación y.

No exageres Maria de Isaacs. Mirá, poneme atención pues –dice como si yo no estuviese haciendo otra cosa y ninguna otra cosa me importase más- que Carlos se despierta nuestras-chivas-puta-mierda-cerote, vos sabes cómo es Carlos y me despierta exasperado mientras que el señor va caminando muy tranquilo, y -ríe mientras yo me aferro al auricular con el gesto ingenuo de quien desea que las cosas perduren por más tiempo y tener a Henry del otro lado riendo indefinidamente- entonces yo me levanto y Carlos me grita no-cerote-hijo-de-puta-maldito-imbécil-idiota-no-vayas-tras-él. Pero vos entendés, yo no podía dejar que aquel se fuese tan tranquilo. Así que lo corrí y cuando me vió empezó a correr y el tipo, que no tendría menos de sesenta años, se cae de bruces sobre la arena. Vos te imaginas esa escena?, yo casi paro de correr por no parar de reír –Plis, Henry, no pares indefinidamente- así que lo alcanzo, y agarro las cosas y el señor no me dice nada, sólo me mira como avergonzado, y lo dejo y regreso. Deberías de haberme visto, imagínate el siglo dieciséis, camisas de lino, a medio pecho abiertas y pantalones arremangados por lo bajo. Y Carlos con esa imagen, claro que se mojó. Y sabiendo cómo es Carlos, lo insulta.

Deberías de haber estado acá –dice con tono de reproche reconocible que busca culpabilidad- Sabes que no podía, tengo tanto por hacer y estoy terminando el cole –Digo con la culpa colgándome del cuello-. Lo sé, no me creas egoísta, mujer de las mil excusas, pero hace mucho que no te veo, y como pasábamos tiempo juntos, te recordás?, y sé que tenerte acá como algo que pasó hoy hubiese sido un peligro que no hubiera dejado que corrieras, entendés, mariquita. Pero te extraño tanto –Henry, sincero de mierda, con esa capacidad para hablar de sentimientos sin que los colores se le suban a la cara- y no creas que no lo entiendo, yo con estos problemas encima que te afectan más a vos que a mí, y entonces me gusta alejarme porque no quiero que mis circunstancias te dañen más y a mi mamá que sabes como se pone la pobre y a la Henrri que es otra histérica -y el nudo atravesado en la garganta, maldita contracción de la laringe, maldito dolor punzante en alguna región del alma- Y luego el silencio ese, que se perfecciona con los años porque claro que un silencio cualquiera no es, no vaya a creer usted, es más un lenguaje cómplice de acompañamiento que no puede ubicarse con ninguna palabra sino con alguna confirmación sentimental de que el otro está sosteniendo cada afirmación y sopesándola y.

Recordás cuando mi hermano nos llevó por primera vez al cine, cuando nos perdimos y nos equivocamos de fila y nos parecía que había demasiada gente? Y que eso no nos permitía encontrar a mi hermano y hacia un frío hijodepuntese y vos te quitaste ese suéter de superman con S trasera que hermoso te quedaba y me lo pusiste y me dijiste que todo bien –henry niño pequeño tres años mayor bolita de alcornoque- te acordas, Henry?. Y se escucha su risa y algo intelegible pero no es más que su voz quebrada en miles de pedacitos porque sus palabras han chocado con algún dolor y algún recuerdo –niño bobo que declaraba su celo protector contra vecinitos molestos y mantenía su mano firme con la mía, niño bobo- y su voz de nuevo: y luego encontramos a tu hermano platicando con amigos que había encontrado viéndonos llegar como si nada hubiese pasado pero aferrando con su mano tu pequeña cabeza a su pierna, como si no quisiese que volvieras a irte. Maldito sentimentalismo el nuestro, maguita. Si supieras cuanto me estoy aferrando a vos; quisiera estar bien, quisiera dejar de ser tan estúpido. Carlos ha progresado bastante desde que salimos, pero yo dudo de mí. Pienso que si recaigo lo mejor es morirme de una sobredosis y..-Maldito victima de sus circunstancias, maldito victima irresponsable; la impotencia se instala y me señala que no puedo sostenerle la mano que lo pierdo entre la sala de cine que no puedo contra el acoso de vecinitos molestos, que pierdo tal vez si hubiese estado conmigo como cuando niños, si no se hubiese ido, si. –ya, lo estoy haciendo de nuevo. Debería de hacer sho mejor. No llores, vos. Son estupideces mías. Ag, perdóname tanto. Te quiero mucho, lo sabes, cierto?. Tenes que saberlo, creadora del mar Egeo de lágrimas. Yo te quiero. Y… bueno, Carlos se está muriendo del frío y quiere ir a dormir a un hotel. Te llamo luego. – sonido impotente del pipipí, no tiempo ninguno para respuesta, Henry se pierde para siempre detrás de la línea del auricular-

Y Carlos dice: Henry hablaba de vos todo el tiempo, recolecto todas estas piedras y mirá, vidrio de mar, porque le preguntaste por él y el maldito me mantuvo recorriendo casi 15 kilómetros buscándolo, hijo de puta, cerote de verga. Te quería tanto, lo sabes, cierto?