El qué, tía…

Las entradas son unívocas.

Las entradas son venas abiertas de sistemas inconclusos que tienden a la curva.

¿Qué digo cuando digo algo, Alejandra?

¿Qué digo cuando lo digo todo sin decirlo?

Conocer las entrañas de la pérdida es saber subestimar lo que nunca se ha tenido.

Empezar con lo cliché porque siempre son lugares seguros para desvanecerse y decir lo que siempre se ha dicho.

¿Quién eres?

Compasión.

Necesito certezas para no abrir la fragua de la espera.

¿Quién espera?

La ira.

¿En qué creer?

Spinoza se curva del desasosiego.

¿Hay un lugar dónde Spinoza no entre?

Por favor, toca.

Otra piel, la extraña sensación de reconocimiento fenomenólogico de otro otro -susurra una voz.

Los secretos que vuelven a contarse- acota.

No voy a lograrlo, ¿cierto?

¿Alguna vez alguien lo logra?

¿Escapar?

Spinoza se sienta a fumar.

¿Spinoza fumaba?

Fumar es tragarse el alma.

(Silencio)

El dolor siempre es gráfico.

El dolor siempre se queda.

El dolor es readecuación.

El dolor es ya parte de mí.

El dolor está bien.

 

 

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