El ciclo de la experiencia inconcluso.

Yo esto lo veo así: una no se rinde, una no es que no rinda. Es que las cosas simplemente cansan, es que una se cansa con las cosas. Y en el recodo de una acción en la que se iba con en el entusiasmo extendido de ganar la revolución, de volver a un punto inicial de preparación para ser una perpetua figura en posición centripeta en busca de un centro en espiral; pero figura a la que le corresponde sólo un circulo infinito de perpetuidad formal geométrica unidimensional, sin oportunidad de omphalos, sin oportunidad del delfos centro del mundo interior.

Una termina cansándose.

Pero cansancio cuál, cansancio qué, cansancio dónde, cansancio circunstancial que necesita coordenadas especificas cómo. Cansancios de tipos porque no se concibe al cansancio objeto como tal sino cansancio origen de.

Estar casada, si pero de qué. Y omitimos, con ello la propiedad fundamental del cansancio.
-¿Es que las cosas tienen propiedades fundamentales por sí mismas sin que nosotros se las confiramos?

Lo de «nadie- árbol- caída- ruido o no» implica lo mismo.

O qué sé yo.

Implica algo, al menos.

Implica, que es mucho-

La propiedad fundamental del cansancio no importa porque, al final, una está muy cansada como para conocerla. Una esta demasiada acomodada en el manto absurdo sísifiano de la caustica vital en forma de bola, en forma de circulo perpetuo de vaivén. Y una, en ese deliro extenuante, ve a sísifo tocándose las pelotas de su ego con su imperturbable cansancio y su alusión a un atlas; sísifo egocéntrico tipo rebelde que encuentra el sentido en el esfuerzo.

El punto arquimédico de la cuestión es que el cansancio, mi cansancio si lo colocamos en categorías de propiedades fundamentales, corresponde a la extenuación de la preparación, al estremecimiento de mi sistema nervioso simpático. A la construcción masiva de castillos invisibles en el aire, donde yo ama y señora concibo un sistema feudal nada funcional porque no existen feudos. Porque yo no competo con dominar a mis expectativas como súbditos obedientes y manifiestos a cumplir con mis ordenes de cumplimiento y que retribuyan mis deseos porque  mis expectativas no están conferidas con ellos. Bueno, yo; no las expectativas.

Pero qué mierda.

Todo esto es un rodeo de la situación para tratar de domarla. Enlazarla con un lazo corredizo que no funciona porque una nunca aprendió a realizarlos, una estaba demasiado cansada. Sin embargo, una sigue caminando en círculos, una sigue tratando de alcanzar su centro pero conociendo la perpetuidad formal geométrica del circulo, una sigue de hacer espiral el camino; pero la desaforidad de la intención no termina haciendo un circulo, no termina con un espiral, mucho menos. Termina con una convulsión de aires sinuosos. Termina con un tornado de destrucción masiva a su paso, que se da, que choca, que rompe y destruye. Sobre todo, destruye. Y por eso.

Al final: una termina cansándose.  Una no es que no se rinda, es que las nociones para  continuar ya no existen, se han destruido.

Bah.

¿Cambiamos de puerta?

Nos ubicamos en el pasillo de las infinitas posibilidades y abrimos la puerta con una cabra detrás. Sin que eso disminuya las probabilidades  que la siguiente puerta contenga otra cabra y que, al final, seamos simplemente pastores de cabrillos que tienen un entusiasmo encendido de arrasar con todo a su paso.

Y esto se hace un problema de Monty Hall de proporciones inimaginables.

English: Publicity photo of Monty Hall.

«You’re a loser, cabrón»

Lo que nos interesa es, claro, encontrar el auto; y que al conseguirlo nos logre conducir fuera de ese pasillo con sus múltiples puerta cerradas -pero no bloqueadas – a múltiples posibilidades que pueden resultar en múltiples cabras holocaústicas. Lo que queremos al final, es una directriz de estabilidad de mil caballos de fuerza que supere al tintineante crujir de puertas que se abren sin mucha certeza a ofrecer elementos para el escape.

«El tintineante crujir de las puertas».

Al cabo y por estas cosas es que una se da cuenta que las cabras se merecen;  que su lomo no parece tan obtuso;  que puede resultar hasta cómodo. Que, tal vez, las cabras con su propulsión arrasadora, arrasen con las pestillos de las puertas, con las puertas mismas y con el pasillo entero. Y salir o quedarse en la nada, pero también salir.

No lo tengo claro. Es que esto ya me está pareciendo una rumiación cabralistica.

Total y al parecer soy parte espectador parte concursante que escucha a Monty preguntar por si quiero cambiar mi elección; preguntar por si quieren cambiar su elección.

Beh.

Existir marca Raid®

Hay que pensar en la palabra empeño y en su atemorizante significado.  Y es que no veo otro sentido más asfixiante que uno  que va de una fragua holocástica de deshacerse haciendo. De constreñirse construyendo. Para seguir con la acometida pregunta del para qué. Pero, luego, preferimos parar en este punto o es terminar en un callejón a cartones tratando de comprar abonos a plazos porque la mierda nos parece reconfortante. Re- confortante-. Como si nos volviera a un estado anterior posterior al actual antes del otro. Cómo si nos devolviera algo cuando en realidad nos quita todo. Como si. Nos quita todo porque precisa y esencialmente no es que antes tuviésemos algo. Teníamos nada, pero era la sensación de no pertenencia regulando los límites de ese vacío. Tres puntos suspensivos al final de la pagina en blanco.

Pero qué digo, putadas. Claro.

Nos hacemos un ovillo de conmiseración pensando en el esfuerzo, «y en lo mucho que tratamos, pero ve usted, está viendo usted, no resulta nada»; Y los arbustos no florecen porque nunca han tenido flor. Nos perdemos en la esencia de las cosas. Nos perdemos en metafísica barata. Nos perdemos en metáforas bucólicas. Nos perdemos, y centralmente, esto.

Creo, que lo principal sobre todo y para nada, es tomarnos de la manita con nuestro yo quimérico, cada que nos levantamos pensando que, hoy, toca esforzarnos; hoy, toca sudar-la-gota-gorda-de-la-vida-con-problemas-de-transpiración.

Y seguir así, echándonos el flit del ser y deber en los sobacos de la vida hasta perder la razón de la existencia, hasta extinguir el dasein del envase-sellado-al-vacío.

Pero meh, todo es una putada.

No sé de qué va el asunto.

Uno puede salir de su casa un día y encontrarse con que Venus está en su punto perihelio mientras Mercurio se encuentra a 55 millones de kilómetros a su derecha, por lo que eso molesta a Venus más de lo que se puede decir porque en realidad no sé sabe cuánto eso puede molestar a un planeta; si es que lo molesta en verdad o en absoluto – que vienen siendo la misma cosa y esto puede molestar a alguien haciendo que sus energías cósmicas molesten más a Venus- el caso mismo es que esta persona por las mencionadas eventualidades, que no pueden tener relación alguna, posiblemente tenga un mal día; y al final de ese día regresará a su casa prenderá la tv y mientras se encuentra en estado hipnagógico, puede susurrar al anuncio del set de cocina que la vida es una mierda y ya. Listo. El individuo sujeto en cuestión ha podido desprenderse de aquello que lo molestaba – sin un examen exhaustivo de sus emociones, sin un evaluación consciente de sus sentimientos y sin un diálogo interno con sus pensamientos; claro, pero el ser humano unisex se ha sentido mejor o es que toda la molestia al final se ha desvanecido con los gases: que no podemos separar intestinos con corazón y corazón con cabeza. Y esto no se toma en cuenta porque al final (y por los cruces asociativos de una red cognitiva) se termina pensando en mierda, como si la vida en realidad y en sus elementos más sencillos no fuese una prueba de escatológica efervescencia.
Pero puede resultar también, que esa persona ese día decida no prender la tv – como sucede siempre cada que las personas deciden y toman las riendas de su vida (porque aunque usted no lo crea de esta manera refieren el tener el control desde sus bases más sencillas) y entonces dejan de ver tv, y a cuestionarse un poco de todo y a dolerles la cabeza y entonces recurren al bentazepam y 10 grm de Ibuprofeno , y mientras toman el vaso de agua para bajar esos pequeños restos sabor farmacia deciden (porque ellos dueños indiscutibles de su vida y su destino) encender la tv para pensar en otra cosa mientras el dolor de cabeza se escapa-. Ahora, entonces, esta persona ese día decide no prender la tv pero sin dolor de cabeza ni nada, porque hoy le toca el turno al llanto y al examen parcial de tu vida miserable que no va a ningún lado (Tu vida personifica a las paradojas de Zenón, dice este, por qué manifiesta el otro, porque no va a ningún lado, responde aquel mientras un grillo metafísico en algún lugar de algún alma ríe con su atinado sonido -esto posiblemente pasarían por la tv si esta persona hubiese decidido verla y no preguntar por la percepción de no movimiento de su estancada vida). Seguidamente esta persona se martillara la cabeza con algún problema de estantería, y.(¡Pero señorita!, el derecho al dolor ajeno es la paz, Ya señor, gracias. Déjeme en paz) Y bueno algo mas agregaría si no no hubiese sido interrumpida.

Lo anterior en suma, cabria en un espacio de suposición en la que esta persona, levantándose al día siguiente, decide ir al puticafé de la esquina a hablar con su equipo de apoyo emocional -que estudios recientes y detallados que ponen ninguna referencia teórica comprobable pero avalados por un grupo de científicos mundialmente reconocidos sin identidad ni referencia ni teoría comparable, han descubierto que entre ellos suelen llamarse amigos- así que este grupo de llamados amigos escuchan con perecedera atención cómo, esta persona, relata los acontecimientos de su examen parcial de vida que no va a ningún lado como si fuese un evento más dramático que el sólo hecho de no haber encendido la tv. Lo que esta persona desconoce es que este grupo de apoyo emocional se separará y se irá a sus propios puticafés con otro grupo de apoyo emocional – porque todos, personas sociables y con altos niveles de emocionalidad, claro- empiezan a relatar cómo es que tienen a un conocido.amigo.persona.parte-integral-del-grupo.emcional-de-apoyo-A, ha hecho un examen parcial de su vida y ha descubierto que no va a ningún lado, relatandolo como un hecho menos dramático que el no haberle echado azúcar al café. Finalmente, todos los miembros de los distintos grupos-mutuos-de-apoyo-emocional-b-c-d-e-f-g-s-y-r, se van a sus particulares hogares a relatar a sus particulares elementos de apoyo -gatos, perros, familiares molestos, parejas-permanentes-hasta-que-dure, plantas y tv- cómo es que un conocido de un conocido de un conocido de un conocido que conoce a una persona que ha hacho un examen parcial de su vida y se ha dado cuenta que no va a ninguna parte.

Y por realización obra y creación de los seis grados de separación de Karinthy,  la  ex pareja de la persona con el examen parcial de su vida se enterará de esta persona con el examen parcial de su vida pero con imposibilidades que sea la misma, según su criterio -ya que desconoce por completo la teoría de los seis grados de separación- sin embargo, esto la hará recordar la vez en casa de su entonces pareja -que en el futuro haría un examen parcial de su vida pero que entonces su ya no pareja no podría saber que es la misma persona- recordará entonces, que el 6 de agosto a las 12:45 pm, había tomado el último pastelillo del refrigerador haciendo que su entonces pareja se enfadara demasiado y empezara a divagar sobre sus potenciales problemas vitales -Sin que la ex pareja de la persona del examen parcial de su vida, siga sin saber además, que esta persona del examen parcial de su vida llegará a casa después de un día aciago, decidirá no encender la tv, pero sí disfrutar de algún aperitivo, abrirá el refrigerador y se dará cuenta de las nulas existencias del tentempié haciendo caer a esta persona sobre la silla más cercana y recordar la vez en que su ex pareja habría tomado el último pastelillo y había hecho que divagara acerca de temas potencialmente problemáticos de su vida pero que ahora la etiqueta de potencialmente había ascendido a verdaderamente, haciendo con ellas un examen parcial de su vida- pero entonces… la ahora ex pareja, eructará mientras, cortando un pedazo de bizcocho en el puticafé, contará cómo la noche anterior se ha divertido de lo lindo con el programa de Zenón.

¿Hace desesperanza o sólo soy yo?

¿Podemos congregar la amargura de la desdicha bajo la coraza de la abundancia? ¿Somos lozanos y loables a las prematuras circunstancias que nos atañen a la poliferación de una adyacente reiteración de los hechos mediáticos bajo centenares de pululantes preguntas que naufragan en un mar cognitivo de incertezas? ¿hay desesperanza o sólo soy yo? ¿Hay un cambio climatológico homesotático procediendo a nublar expectativas estratificadas sobre esquemas precedentes y neurotransmisores ansiolíticos? Puedo soltar la mano sobre el escozor de la premura de que tal vez hoy hemos olvidado el paraguas en casa. Que los pensamientos automáticos y las distorsiones cognitivos caerán sobre mojado  en nuestra atribulada existencia. Puede ser perecedero a profecías autocumplidas de meter los pies en un charco, de ser empapados por autos de tripulación no especificada. Pero si limitada por estructuras de economía cognitiva. Será, hoy, la desesperación o la desidia. Será que nos hemos topado en algún punto de nuestros recorridos verbales que des como prefijo denota más incontinencia que contención. Indica más el vacío que la nada, y que algo sólo está vacío en la medida en que antes estuvo lleno, ‘cause- fundamental-logic.-for- dummies-and-desdummies. Será porque hemos dejado que el plan automático de escritura designe significados inherentes e idiosincrasias a frases hilvanadas de manera incoherente. Buscando la ironía en el sarcasmo mismo del medio de dos más cinco. Y, que, cuando contamos con los dedos y olvidamos los niveles de intervalo numérico no estamos más lejos de la verdad que cuando sí.